sábado, 21 de junio de 2008

LA CIUDAD GLOBAL

(Materiales de trabajo)

Saskia Sassen

La ciudad global se puede considerar como una réplica estratégica donde se producen múltiples localizaciones de lo global. Y las mujeres están emergiendo como actores claves en esa transformación. Muchas de esas localizaciones están insertas en la transición demográfica evidente en esas ciudades, donde un porcentaje cada vez más alto de los trabajadores que viven y trabajan en la ciudad son mujeres, muchas de ellas mujeres negras e inmigrantes.
Los impactos son contradictorios para las mujeres: las ciudades son lugares de explotación y lugares de resistencia.


El nuevo estrato de mujeres profesionales

Una localización importante de la dinámica de la globalización es el nuevo estrato de mujeres profesionales. Previamente he examinado el impacto del crecimiento de mujeres profesionales de primer nivel en el aburguesamiento, con alto nivel de ingresos, de esas ciudades (residencial y comercial), así como en la reurbanización de la vida de familia de clase media.

Las ciudades globales son sitios clave para la prestación de servicios especializados, la financiación y la administración de procesos económicos globales. Esto ha creado una importante expansión de la demanda de profesionales de alto nivel. Además, el carácter complejo y estratégico de esos trabajos requiere de una amplia disponibilidad horaria y un compromiso intenso con las tareas y la vida laboral. Se impone a esos profesionales una carga muy pesada. Por ello la residencia urbana es mucho más deseable que la suburbana, especialmente para profesionales solteros o para hogares con dos profesionales. Como resultado vemos una expansión de las áreas residenciales de altos ingresos en las ciudades globales y una reurbanización de la vida familiar, en la medida en que estos profesionales quieren todo, incluso tener hijos, aún cuando no tienen tiempo para ser padres. Para estos trabajos absorbentes y con gran exigencia horaria, las modalidades usuales de manejo de las tareas del hogar y el estilo de vida resultan inadecuados. Es el tipo de hogar que describo como "el hogar profesional sin esposa", independientemente del hecho de que pueda estar integrado por una pareja de hombre y mujer, hombre-hombre o mujer- mujer, el hecho es que ambos posean empleos de alta exigencia. Una parte creciente de las tareas del hogar se vuelve a ubicar en el mercado: se compran directamente como bienes y servicios, o en forma indirecta mediante mano de obra contratada. Como consecuencia estamos presenciando el retorno de las llamadas "clases de servicio" en todas las ciudades globales del mundo, compuestas en gran medida por mujeres inmigrantes y migrantes.

Estas transformaciones implican posibilidades, aunque limitadas, de autonomía y empoderamiento para las mujeres, y no sólo para las mujeres profesionales. Por ejemplo, podríamos preguntarnos si el crecimiento de la informalización en las economías urbanas avanzadas reconfigura ciertos tipos de relaciones económicas entre hombres y mujeres. Con la informalización, el vecindario y el hogar vuelven a emerger como sitios de actividad económica. Esta condición tiene sus propias posibilidades dinámicas para las mujeres. La decadencia económica a través de la informalización crea "oportunidades" para mujeres de bajos ingresos y además reconfigura algunas de las jerarquías del trabajo y el hogar en las que se posicionan las mujeres. Esto resulta particularmente claro en el caso de las mujeres inmigrantes provenientes de países con culturas preferentemente centradas en el hombre.


Las mujeres inmigrantes en la ciudad global

Existe mucha literatura que muestra que el trabajo de remuneración regular y la mejora del acceso a otras esferas públicas de las mujeres inmigrantes, produce un impacto sobre sus relaciones de género: las mujeres aumentan su autonomía personal y su independencia mientras que los hombres pierden terreno. Las mujeres ganan más control sobre el presupuesto y otras decisiones domésticas, y una mayor fuerza para solicitar ayuda a los hombres en quehaceres domésticos. También su acceso a los servicios públicos y a otros recursos públicos les da una posibilidad de incorporarse a la corriente mayoritaria de la sociedad; a menudo son ellas las que actúan como intermediarias en ese proceso dentro del hogar. Es probable que algunas mujeres se beneficien más que otras de esas circunstancias; debemos seguir investigando para establecer el impacto de clase, educación e ingreso sobre esas consecuencias desde la perspectiva de género. Además del empoderamiento relativamente importante de las mujeres en el hogar, asociado al empleo asalariado, existe una segunda consecuencia importante: su participación mayor en la esfera pública y su posible emergencia como actores públicos. Hay dos escenarios donde las mujeres inmigrantes son activas: las instituciones de asistencia pública y privada, y la comunidad inmigrante/étnica. La incorporación de las mujeres al proceso de migración fortalece la posibilidad de establecimiento y contribuye a una participación mayor de los inmigrantes en sus comunidades y en relación con el estado. Por ejemplo, las mujeres inmigrantes pasan a asumir mayor cantidad de roles públicos y sociales activos que reafirman más su posición en el hogar y en el proceso de establecimiento. Las mujeres son más activas en la construccion de la comunidad y en el activismo comunitario, y se posicionan en forma diferente que los hombres en relación con el estado y la economía en sentido amplio. Son ellas quienes probablemente deban manejar la vulnerabilidad legal de sus familias en el proceso de obtención de servicios públicos y sociales.
Esta participación mayor de las mujeres sugiere la posibilidad de que puedan emerger como actores más fuertes y visibles, y que aumente la visibilidad de su rol también en el mercado laboral.


Dinámicas diferentes

Existe, en cierta medida, una unión de dos dinámicas diferentes en la situación de las mujeres en las ciudades globales que acabamos de describir. Por un lado están constituídas como una clase invisible de trabajadoras y desempoderadas al servicio de los sectores estratégicos que componen la economía mundial. Esa invisibilidad les impide emerger como "la aristocracia de los trabajadores", equivalente a formas anteriores de organización económica, donde la posición de los trabajadores en sectores de avanzada era un factor de empoderamiento. Por otro lado, el acceso a sueldos y salarios (aunque sean bajos), la feminización creciente de la oferta de trabajo y las oportunidades comerciales que produce la informalización, alteran las jerarquías de género de las que forman parte.


Un espacio de poder

Lo que hace estratégica la localización de los procesos descritos, aunque impliquen la existencia de trabajadoras sin poder y a menudo invisibles, es que esas mismas ciudades también son lugares estratégicos para la valoración de las nuevas formas de capital empresarial mundial.

Las ciudades globales son centros de prestación de servicios, de financiación del comercio, donde se concentra la inversión internacional y las operaciones centrales. Es decir, la multiplicidad de actividades especializadas que tiene lugar en las ciudades globales es crucial para la valorización, de hecho la sobrevalorización, de los actuales sectores dominantes del capital. Y en ese sentido, son sitios de producción estratégica para los actuales sectores económicos dominantes. Esta función se refleja en el ascendiente de esas actividades en sus economías. Según mi análisis, lo específico del cambio a los servicios no es simplemente el crecimiento de la cantidad de empleos de servicios, sino lo que es más importante, la intensidad creciente de servicios en la organización de las economías avanzadas: las empresas de todas las industrias, actualmente compran más servicios contables, legales, de publicidad y de previsión económica que hace veinte años. Sea a nivel mundial o regional, los centros urbanos (ciudades centrales, ciudades periféricas) son adecuados, y con frecuencia los mejores sitios de producción para esos servicios especializados. Cuando se trata de la producción de servicios para los sectores globalizados dominantes, las ventajas de la ubicación en ciudades son especialmente importantes ...


¿Hacia contrageografías de la globalización?

El espacio constituído por la red global de ciudades globales, un espacio con nuevas potencialidades económicas y políticas, es quizás uno de los espacios más estratégicos para la formación de identidades y comunidades transnacionales. Es un espacio centrado en el lugar porque está inserto en sitios particulares y estratégicos; y también es transterritorial porque conecta sitios que no están geográficamente cercanos aunque sí intensamente vinculados entre sí. Dentro de esta red global no sólo se produce la transmigración de capital, sino también de personas, tanto ricos, es decir la nueva fuerza de trabajo profesional transnacional, como pobres, o sea la mayoría de los trabajadores emigrantes; y es un espacio para la transmigración de formas culturales, para la reterritorialización de subculturas "locales". Una pregunta importante es si también es un espacio para una nueva política, que vaya más allá de la política de cultura e identidad, aunque probablemente esté, al menos en parte, inserto en ellas.


¿Un lugar para una nueva política?

Las ciudades son muy complejas y multifacéticas. Son sitios de explotación extrema de masas populares; pero también son sitios para nuevos tipos de política, nuevas formas en las que quienes carecen de poder pueden participar en el poder de una forma impensable en áreas rurales, por ejemplo, o en ciudades pequeñas. Y también son sitios donde las abundantes y diferentes culturas de resistencia, de subversión, de contestación al poder pueden hacerse visibles entre sí, hacerse conscientes de la existencia de las demás, en una forma que no podrían hacerlo en una plantación o en una ciudad pequeña donde no existe la diversidad. Las ciudades se han convertido en espacios internacionales para una diversidad de actores y temas. Por supuesto que siempre lo fueron, pero quizás un poco menos que en la actualidad y en una forma diferente. Las ciudades son nuevas zonas de frontera donde se pueden unir los actores de muchos muchos tipos diferentes de luchas y orígenes nacionales.

Las ciudades son un espacio para la política mucho más concreto que el estado nacional. Las ciudades hacen posible la formación de temas políticos informales: varios tipos de activistas en torno a la problemática de las personas sin techo, los derechos de los inmigrantes, los derechos de las lesbianas y gays, política de acción directa contra el capital, ocupantes ilegales, anarquistas; luchas contra el racismo y contra la brutalidad policial, y otros. La ciudad lo hace posible. En ocasiones ciertas situaciones particulares hacen posible una política nacional de resistencia; por ejemplo, en Alemania, ante el hecho del tren que transporta desechos nucleares, la gente organizó demostraciones en torno al tren, y el tren se convirtió en un sitio concreto para la acción. Las protestas contra la OMC en Seattle muestran cómo se puede producir la movilización porque en algún punto la economía global necesita dar un giro; el evento concreto adopta la forma de 132 ministros de comercio reunidos en una ciudad. Y algo similar sucede con las reuniones del FMI/Banco Mundial en Washington.

Las ciudades son sitios estratégicos para el capital global, sitios de explotación y, también, sitios para crear nuevas formas de resistencia. Y lo seguirán siendo cada vez más. Ese es mi concepto de ciudad global: no se relaciona sólo con el capital global, como dirían algunos, sino también con un nuevo tipo de política que tiene que ver con combinar lo global en el sitio localizado que es la ciudad, y una unión de los más diversos tipos de esfuerzos y de personas de todo el mundo. En ningún lugar todo eso se vuelve más concreto que en las grandes ciudades.

Y en ningún lugar existen tan alta concentración de mujeres en los sectores económicos estratégicos de la cúspide del sistema y en la infraestructura de trabajos de escasa remuneración estratégicos para la prestación de servicios a los sectores y hogares superiores. Así como es en estas ciudades donde las condiciones del tráfico ilegal de mujeres se materializan en beneficio ilegal de forma muy clara y como en ningún otro lugar. La naturaleza estratégica de toda esa dinámica y las grandes concentraciones de mujeres de diferentes países y entornos socioeconómicos, señala la posibilidad de una variedad de políticas concretas de resistencia, contestación e instrumentación por parte de las mujeres. Debido a que esas ciudades contienen mujeres de países tan diferentes, un efecto podría ser el fortalecimiento de la información de las redes transfonterizas existentes, y también podría producir la creación de nuevas redes. La red transfronteriza de ciudades globales es un espacio donde estamos presenciando la formación de contrageografías de globalización que enfrentan las formas económicas dominantes asumidas por la economía global.


Saskia Sassen es Catedrática de Sociología de la Universidad de Chicago y Centennial Visiting Professor de la London School of Economics. Sus libros más recientes son Guests and Aliens (New York: New Press 1999), y Globalization and its Discontents (New York: New Press 1998). Sus libros fueron traducidos a diez idiomas. "Global City" se va a publicar en edición nueva totalmente actualizada en el año 2000. Actualmente dirige un proyecto de investigación sobre "Governance and Accountability in a Global Economy" (Gobierno y Rendición de cuentas en una economía global). Participará en el tema 'Ciudad' en la Universidad Internacional de Mujeres (International Women's University) (consultar artículo de Ute Scheub).

Traducción del inglés: Soledad Domínguez

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